Juana de Avis, también conocida como Juana la Beltraneja, nació el 28 de febrero de 1462 en Lisboa, Portugal, y falleció el 12 de abril de 1530 en Tordesillas, España. Fue una noble portuguesa y fue quedó envuelta en una disputa sucesoria conocida como la Guerra de sucesión Castellana.
Juana era hija de Enrique IV de Castilla y de su segunda esposa, Juana de Portugal. Tras la muerte de su padre en 1474, su medio hermano, Alfonso, fue proclamado rey de Castilla. Sin embargo, Alfonso murió en 1465, lo que llevó a Juana a ser considerada la heredera legítima al trono de Castilla. Sin embargo, su tío, el rey Alfonso V de Portugal también reclamó el trono para su hija, siendo la principal rival de Juana.
La disputa sucesoria se prolongó durante varios años y desencadenó una guerra entre los partidarios de Juana y los partidarios de su tía Isabel, quien finalmente se casó con Fernando de Aragón y juntos se convirtieron en Reyes Católicos. En 1479, se firmó el Tratado de Alcaçovas, que reconoció a Isabel y Fernando como los monarcas de Castilla y Aragón, dejando a Juana sin posibilidades de ocupar el trono.
Tras la guerra, Juana fue llevada al convento de Santa Clara en Coímbra, Portugal, donde vivió gran parte de su vida en reclusión religiosa. En 1509, fue trasladada al convento de Santa Clara de Tordesillas, en España, donde pasó el resto de sus días.
Aunque no logró ocupar el trono de Castilla, Juana de Avis tuvo un papel importante en la historia de España y Portugal debido a la disputa sucesoria en la que estuvo envuelta. Su existencia y pretensiones al trono también generaron conflictos diplomáticos y políticos entre los distintos reinos y casas reales de la época.
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